es
Dolores Reyes

Cometierra

Avise-me quando o livro for adicionado
Para ler este livro carregue o arquivo EPUB ou FB2 no Bookmate. Como carrego um livro?
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 9 dias
    No solo el amor acelera el ritmo cardíaco, también la música.
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 9 dias
    Una casa también podía morir.
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 9 dias
    pensé que la noche y el fondo del agua se parecían bastante
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 9 dias
    Me dio pena. No sé si por ella, o por lo que le habían hecho a María, o por mi mamá, o por la Florensia, o por la novia del Walter, o por mí. Lástima de todas juntas. Una tristeza enorme.
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 16 dias
    Mi única respuesta fue girar la cabeza para mirar por la ventanilla, como si eso pudiera sacarme del auto, del día, de mis manos sucias, de mi cuerpo y del embrujo de la tierra.
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 17 dias
    Aunque no hubiese nadie más en la casa, cerré la puerta para mirarme en el espejo, sola. Yo también estaba cambiando. Sabía que los días que vendrían iban a ser movidos. Quería acordarme de mi cara tal como era, por si con el quilombo que se venía pudiera perderse, ser otra cara. Después apagué la luz, salí del baño y me tiré en la cama a seguir durmiendo.
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 17 dias
    Me dio lástima, pero era así, todos buscaban solos
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 17 dias
    La casa no sé. La tierra, abajo de todo eso, era mía.
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 17 dias
    Si el pelo me sigue creciendo –pensé–, voy a ser yo también planta salvaje de pierna fuerte, hija del laurel».

    Nadie, del todo, me había arrancado a tiempo y ahora estaba sentada en el escalón de la entrada, abrazada a mis piernas.
  • Abril Altamiranofez uma citaçãohá 17 dias
    espués empecé a pensar que yo también podía morirme y trataba de ver cómo sería, pero no podía. Como no podía imaginarme a mí misma muriendo, me imaginaba a una perra que arrastraba una de sus patas. Un tumor en la columna la iba enfermando, y yo trataba de ver al animal marchando con su pata caída por la ruta, por el barrio, por la puerta de mi casa, de ver esa pata que se le lastimaba cada vez más contra el suelo. El tumor crecía como le crecen las tetas a las pibas. La perra, cada vez más flaca, ya ni siquiera tenía ganas de comer ni de moverse. Yo me la imaginaba agonizando apoyada en la reja de nuestro terreno y en su carne me veía morir.
fb2epub
Arraste e solte seus arquivos (não mais do que 5 por vez)