El matrimonio anarquista

somos hermosos e inútiles y no tendremos continuidad. Somos una institución que al morir arrasará consigo misma. Seremos, entonces sí, el matrimonio anarquista que no fuimos en vida.
Pólvora y sedimento.
Nada.

«Dos personas que se enamoran son dos infancias que se entienden mutuamente»; creo que es la definición de enamoramiento más acertada que he leído en mi vida. Veo al niño que fuiste y me conmuevo; veo en el niño que fuiste a la niña que fui y siento de nuevo una honda compasión. Casarse es reconstruir el propio espacio interior desde la interioridad del otro. Casarse significa también hacerse más grande y ajeno, inventar un territorio común donde ser más libres y amarse mejor.

Una vez, por mi cumpleaños, alguien me deseó una vida mínima. Todavía hoy me impresionan sus palabras, porque definen escrupulosamente cómo pienso mi trabajo, cómo quiero que sea vivir contigo: algo leve y muy pequeño y que sin embargo importe. Algo leve y muy pequeño que exista y que nos agite y que nos haga mejores.

habría añadido que el matrimonio es un manojo de días corrientes. Días que no son nada y que de repente emergen con su vital importancia.

la idea de que el amor que sienten es el lugar exacto en el que deben estar

Un cuerpo disciplinado en exceso acaba por ser fascista, un esterilizador cruel.

ser estricta con el cuerpo me calma la irritación que me produce estar viva.

Una de las cosas que más me gustan de vivir contigo es cuando entre los dos inventamos la alegría

ivido durante décadas porque él y su mujer se quieren como los erizos hacen el am

Eva Illouz, Brigitte Vasallo, Gabriela Wiener, Tamara Tenembaum, Charles Fourier.