Yo, Simon, Homo Sapiens (Latidos) (Spanish Edition)

—No creerás que me gusta Leah.
—No sé —responde sonriendo, y se encoge de hombros—. Esta noche estabais muy monos.
—¿Leah y yo? —pregunto.
Pero si soy gay. GAY. Gaaaaaayyyyyy.

No debería importarme lo que me llamen unos idiotas en un mundo idiota, y debería darme igual lo que la gente piense de mí

el sentido de todo es encontrar una orilla a la que merezca la pena nadar.

Bram me dice que escoja la música. No creo que sea consciente de que ofrecerme su iPod es como abrirme de par en par las ventanas de su alma.

La idea de que puedes conocer de memoria las expresiones de alguien pero nunca sabes lo que está pensando. Y la sensación de que las personas son como casas con enormes salas y ventanas minúsculas.

Pero estoy harto de salir del armario. Tengo la sensación de que no hago otra cosa. Intento no cambiar, pero siempre lo estoy haciendo, de maneras casi imperceptibles. Salgo con una chica. Tomo una cerveza. Y en cada dichosa ocasión, me toca redefinir mi papel en el universo, una y otra vez.

—Ya, o porque si llevas gafas te pareces más a Harry Potter, ¿eh, Simon?

—Si te digo la verdad, estoy seguro de que todo el mundo se lo tomará bien —continúa Martin—. Deberías mostrarte tal como eres.

¿Pero este tío de qué va? Un hetero que apenas me conoce se atreve a darme consejos sobre la conveniencia de salir del armario.

Bram tenía razón: las personas son como casas con enormes habitaciones y minúsculas ventanas. Y quizá sea bueno eso de que nunca dejemos de sorprendernos mutuamente.

pudiera volver atrás en el tiempo, te haría chantaje para que fueras mi amigo y lo dejaría ahí.