Mi teoría era que mi timidez e introversión estaban íntimamente ligadas con mi situación de «no gustarme nadie». Tal vez porque no hablaba con muchas personas, o puede que, simplemente, la gente me agobiara en general, y por eso nunca había querido besar a nadie. Si lograba mejorar mi confianza y procuraba ser un poco más abierta y sociable, tal vez sería capaz de hacer y sentir todas esas cosas, como la mayoría de las personas