Mil años de Pepe Corcueña

¿Cuán bueno tiene que ser un hombre para poder asegurar que, en el futuro, no se volverá un canalla? ¿Cuán malo tiene que ser un hombre para creer que no tiene remedio alguno?

Hablar con el Gorras sobre cosas simples le recordaba los días en que vivía en su casa y era feliz. Era como si el Gorras y él fueran amigos de la escuela y se sentaran, todos los días, a comer su almuerzo juntos en el patio mientras platicaban. O bien, en los descansos de la clase de tenis.

Esa noche, nuestro Noé durmió más tranquilo. Y, al despertar, no pudo evitar pensar en Scherezada, aquella mujer del lejano oriente que había inventado Las mil y una noches para evitar que un malvado sultán le cortara la cabeza. Su abuelo les había narrado a él y a Mariana varias historias de Las mil y una noches, como la de "Aladino" o la de "Alí Babá", antes de dormir. Y Noé no pudo evitar recordarlas mientras, recostado, miraba al techo y se llenaba la mente de cuentos fantásticos, historias imposibles, anécdotas maravillosas. La cabeza se le pobló entonces de jirafas, tigres, monos, arañas, leopardos, Noé y la esposa de Noé, los hijos de Noé y las esposas de los hijos de Noé, gorilas, gansos, elefantes y cientos y cientos de posibles personajes que, probablemente, le ayudarían a hacer su encierro menos espantoso.

Carlos entró con el desayuno. Lo puso en el buró

Decíamos que esta historia es, en cierto modo, parecida a una fábula. Pero no es un cuento de hadas. Y aunque nos gustaría pensar que las cosas no fueron así para Noé y que nada de lo que estaba viviendo realmente ocurría, aunque nos gustaría imaginar que todo era parte de un sueño y que Noé no tardaría en despertar en su cama, honestamente eso sería faltar a la verdad. Y nos llevaría a contar otra historia. No ésta. Y, a fin de cuentas, es esta historia la que importa.

Así que Carlos golpeó a Noé.

¿Cuán bueno tiene que ser un hombre para poder asegurar que, en el futuro, no se volverá un canalla? ¿Cuán malo tiene que ser un hombre para creer que no tiene remedio alguno?

Aunque estaba a punto de anochecer y no había comido nada desde el día anterior, le dio un enorme gusto ver que el cielo seguía siendo infinito. En ese momento parecía ser lo más importante del mundo.

¿Cuán bueno tiene que ser un hombre para poder asegurar que, en el futuro, no se volverá un canalla? ¿Cuán malo tiene que ser un hombre para creer que no tiene remedio alguno?

“En todo hombre caben igualmente el bien y el mal.

—Un hombre íntegro —concluyó el hombre de los dos metros de estatura— nunca se contradice a sí mismo.

—¿Quiere decir que tienes que ser bueno siempre? —se animó a preguntar Noé.

—No —resolvió parcamente Carlos—. Quiere decir que, si tienes un buen corazón debes hacer siempre cosas buenas. Y si no…