En esta obra el poeta nos conduce por un paisaje de aromas efímeros y secretos de ángeles que parecen estar al borde de desvelarse, pero que siempre se quedan un paso más allá. Cada poema es un instante robado al tiempo, un fragmento de una noche interminable que, aunque marcada por el desaliento, se resiste a sucumbir por completo a la oscuridad. En esa lucha, el autor encuentra la belleza: una belleza sombría, pero profundamente humana.