La otra hija

cuando no sabés de dónde viene la amenaza, vivís para el otro que acecha, dijo como un monje que arroja una revelación, y cerró la puerta del consultorio.

Freud escribió que la muerte del padre es para el varón el hecho central de su vida adulta

Había gente en la zona que cuidaba mucho a las víboras. Decían que somos nosotros los que invadimos el espacio de ellas

Él había tenido una enfermedad «jodida jodida» y, cuando se salvó, decidió venir a vivir al valle. Trabajo, sí, claro, pero los asados con amigos, la moto y las siestas ya no las negocio, repetía.

No se movieron. Se sintió el golpe suave y las plumas salpicaron el parabrisas. Julia se tapó la boca y, al final, sonrió. Llegamos a las sierras, dijo, y vuelven los pájaros

No quería diagnosticarlo, pensarlo como un caso clínico, quería su historia para armar la mía y quizás llegaba hasta ahí: el nombre y la cara de mi hermana, de esa otra hija, darle un lugar en mi vida, recordarla.

que si perdíamos tiempo precioso por estar llenando fichas iba a terminar incendiando el lugar

Figuras como tu padre no presentan esa duda, saben, afirman, pisan fuerte, arrasan.

. En realidad, lo que hace es sensibilizar el organismo, no es una dieta, es una herramienta de transformación. La energía que libera hay que saber redirigirla.

En macrobiótica se dice que todo paraíso tiene su infierno