Amarilla

También estoy segura de que, una vez que nos hayamos abrazado tiernamente, me arrepentiré de haber ido

Rory y yo no estamos muy unidas, pero tenemos esa relación sin complicaciones de dos hermanas que no logran entender el estilo de vida de la otra y que hace tiempo que han dejado de intentar cambiar eso.

Antes de que saliera Al otro lado del sicomoro, me maté a trabajar haciendo entrevistas para blogs y pódcast, esperando que todos mis esfuerzos por hacer promoción fueran recompensados de forma proporcional por mi editorial. Pero ahora me doy cuenta de que el empeño que le ponga un escritor no tiene nada que ver con el éxito del libro. Los superventas son elegidos de antemano”. Da igual lo que hagas. Solo tienes que disfrutar de los beneficios que se te presentan por el camino.

no es cierto que las mejores novelas nacen de la locura, que, a su vez, nace de la verdad?

Por Dios, echo de menos mis días de instituto, cuando podía abrir un cuaderno por una página en blanco y ver posibilidades, en lugar de frustración. Cuando disfrutaba de verdad al concatenar palabras y frases solo para ver cómo sonaban. Cuando escribir era un acto de pura imaginación con el que viajaba a otro lugar, con el que creaba algo que era solo para mí.

No estoy creando nada, más bien colecciono cosas —me explicó la poeta—. El mundo ya está a rebosar de narrativas. Lo único que hago es extraer el desorden de la vida humana y convertirlo en una experiencia lectora concreta.

Escribir es lo más parecido que tenemos a la verdadera magia. Es crear algo de la nada, es abrir puertas a otras tierras. Escribir te da el poder de darle forma a tu propio mundo cuando el real duele demasiado. Dejarlo me mataría

Hasta que ha regresado.

Pero ¿no es eso lo que hacen los fantasmas? ¿Aullar, gemir y llamar la atención? En eso consiste ser un fantasma, ¿no? Hacen cualquier cosa para recordarte que siguen estando ahí. Lo que haga falta para que no puedas olvidarlos

Lo dijo Roland Barthes. Un acto de traducción es un acto de traición

Leer nos ayuda a meternos en el pellejo de otra persona. La literatura tiende puentes. Amplía nuestra visión del mundo, no la empequeñece.