Un pajarito me contó

Algunas veces, cuando oigo muchos pájaros cantando y presto atención, pienso en todas las cosas que pueden estar contando. Pero, incluso cuando hay un solo pájaro, se puede reconocer bien su cancioncilla, repetida, repetida, para quien quiera escuchar

En ese momento los caballeros salieron al campo para hacer lo que sabían: vivir sus aventuras, enfrentar sus peligros, dominar sus monstruos.

¡El pajarito me contó que hasta había palmeras donde canta el cenzontle!

Ningún lugar en el mundo tenía tanto colibrí; ligero, brillante, un corazón en el aire

Pero cuando el pajarito contó y habló como lo que es, ¡ay!, ¡hasta suspiró!; dijo que lo mejor eran las aves, ¡cosa más linda no había

Bichos pequeños, como el cuyo. Otros muy grandes, como el jaguar

Y lo que había en los montes ni siquiera puede contarse

—Son muchos. Pero, ahora, el primero ya está resuelto. Y no se podía buscar ninguna solución para los otros sin resolver el primero.

Y de nada sirve llamar a los caballeros de lejos, prometiendo tesoros. A fin de cuentas, si el problema es de la gente, la gente misma lo resolverá. A fin de cuentas, también el tesoro es de la gente.