Las rutas de lo sublime

Es muy complicado experimentar una sensación lo suficientemente intensa como para hacer que todo coincida en un punto y la vida tome un sentido pleno. Un choque eléctrico, electromagnético, una descarga de adrenalina, un éxtasis estético, un momento de trascendencia. La vida marcada por el ritmo alterado de las pulsaciones cardíacas, la sangre precipitándose al cerebro. Todo por comprender, todo por disfrutar. Eso es lo sublime.

Lo sublime es una experiencia humana. Quizá la única que te permite sentirte vivo, aquí, ahora. Así es como lo definió Immanuel Kant. Lo arrancó de las garras de la naturaleza para dárselo a los hombres. Lo sublime es aquello que experimentamos.

Seguramente, para los hombres y las mujeres de hace miles de años experimentar lo sublime era algo cotidiano. Vivir en la naturaleza y con la naturaleza te ofrece, en todo momento, ocasiones para experimentar lo sublime: animales, tormentas, cuevas, volcanes, truenos, oscuridad perpetua en la noche, el cielo estrellado, meteoritos

Quería cambiar de vida, como si la vida pudiera cambiarse.

La única cosa que podemos cambiar es la geografía. Eso sí. Solamente se trata de moverse de un lugar a otro.

Busco el sufrimiento porque a través de él me conozco mejor.

Muchos neurocientíficos dicen que el cerebro sufre más por las expectativas que por la memoria. Creo que es la mejor recomendación que puede hacerse antes de una lectura. De cualquier lectura.

Quería cambiar de vida, como si la vida pudiera cambiarse.

La única cosa que podemos cambiar es la geografía. Eso sí. Solamente se trata de moverse de un lugar a otro.

Leía a Unamuno. No lo conocimos, pero nunca lo hemos olvidado.

Refugiada en una esquina remota del Mediterráneo, la autora emprende la escritura de este libro con el objetivo de saber si todavía es posible experimentar lo sublime.

La historia de la nostalgia, obra con la que debutó en 2021,