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Carlos Fernández Liria

Sexo y Filosofía

Combinar divulgación con rigor nunca es tarea fácil en filosofía; la historia de la filosofía es materia harto inexpugnable, campo abonado a pedanterías e incluso academicismos. Pero es posible acercarlos partiendo de una auténtica experiencia filosófica que todos hayamos vivido ya, la del amor, la experiencia más cercana al abismo de la filosofía.

Eso a lo que llamamos “follar” encierra profundidades metafísicas y existenciales abrumadoras y, sin embargo, no es una experiencia reservada a una elite de elegidos destinados a convertirse en catedráticos de estética, sino que es algo que todo el mundo ha experimentado y que, además, el pueblo ha reflexionado sin descanso en un sin fin de variaciones musicales, plasmadas en lo que llamamos canciones de amor. Hay que comenzar por los Chichos o por Conchita Piquer para que tenga sentido alguna vez entender a Hegel o a Schelling sin que ello se convierta en una estafa del narcisismo académico. Sin tomarse en serio a los Chunguitos o al Tijeritas, no hay ninguna posibilidad de lograrlo con Derrida o con Badiou. Para entender cosas tan serias, hace falta haber corrido el riesgo de haber hecho algo serio alguna vez. Y pocas cosas más serias que el amor.
478 páginas impressas
Detentor dos direitos autorais
Bookwire
Publicação original
2020
Ano da publicação
2020
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Citações

  • Manuel Proañofez uma citaçãohá 15 dias
    Temes todo como el mortal que eres, pero deseas como si fueras un dios.
  • grizel perezfez uma citaçãomês passado
    Cualquiera que sea la asombrosa dificultad de comprender a Aristóteles, a Kant o a Hegel, será de todos modos comparable a la dificultad de asumir qué es lo que te ocurre cuando enamorado recorres un cuerpo en errabundas caricias, dudando si gozar primero con los ojos o con las manos, en busca de no se sabe qué.
  • edgar puentesfez uma citaçãohá 2 anos
    No puede haber una fórmula más desatinada. Un tiempo que se prolonga es todo lo contrario a la eternidad que es, más bien, una suspensión de lo temporal. Si hubiera que buscar una imagen de la eternidad en el tiempo, sería más útil pensar en el concepto de «instante», y justamente, en el sentido antes aludido del Fausto: «¡detente instante, eres tan bello!». La eternidad es más bien un instante que se detiene.

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