El Oscuro Pasajero

incapaz de pensar en otra cosa que no fuera esa certeza de que algo estaba ocurriendo sin mí.

Até al cura a la mesa con cinta adhesiva y le arranqué la ropa. Los preliminares fueron rápidos: depilar, restregar, eliminar todo lo que sobresalía de forma desordenada. Como siempre, sentí aquella fuerza lenta y prolongada que me latía por todo el cuerpo. Palpitaba en mí mientras trabajaba, elevándose y llevándome con ella, hasta el final, hasta que la Necesidad y el cura desaparecían meciéndose en la misma ola.

Dexter Morgan no es precisamente la clase de hombre que presentarías a mama.