Poesía completa

Haberse muerto tanto y que la boca
quiera vivir un poco todavía

Haberse muerto tanto y de tal modo
y sostener un nombre todavía
y una voz que se afirma y se alza en números.

Dentro de mí no hay ruidos.
Hay cántaros vacíos, campanarios en ruinas,
hogueras apagadas, hay agotadas minas
blancos ojos de estatua, grandes estrellas huecas,
relojes sin agujas y libros sin palabras
y violines sin cuerdas.
Y un silencio espantoso en que cae la música

DE NUEVO
De nuevo está la muerte
rondando y como antes
escrupulosamente
me roe todo apoyo
me quiere fiel y libre
me aparta de los otros
me marca
me precisa
para mejor borrarme.
(1950)

Hoy me hundo en la nada.
Yo era tanto, tan bien, tan plenamente,
tan armoniosamente modelada,
y me deshice en piezas sin sentido
y casi no soy nada.
Ya no soy yo ni nadie.
Estoy deshecha, muerta,
no soy nada.
Pensé pensé pensé
y hoy ya no queda
más que esta pobre cosa destrozada.

Qué me importa el amor,
lo que pedía era tu ser entero para mí en mí, en mi vida.

Tanto que estuve amando
tanto tiempo
tanto que amé
que tuve
y que ya dejo
porque este mundo mío
ya no es mío
porque ahora abandono
y resigno
y me voy
y doy la espalda.

No sé qué estoy haciendo.
Nada tiene que ver ya más
con nada.
Tampoco yo

no tuve a nadie
nunca nadie se dio
nada fue mío
ni me borró del mundo con su soplo.
Lo que hubo fue dolor

Nada más que soñar
que soñarte
que ver
tu sombra en la pared
de los sueños y amarte
amarte aún de todas las maneras
más tristes.