1984

El crimen del pensamiento no implica la muerte: el crimen del pensamiento ES la muerte

Se había vencido a sí mismo. Amaba al Gran Hermano.

Todos lo saben. Lo que hay en la habitación 101 es lo peor en el mundo.

La estupidez era tan necesaria como la inteligencia, y tan difícil de alcanzar.

A Winston se le inundó el corazón y volvió a sentir admiración por O’Brien, que nada parecía capaz de destruir.

nadie toma el poder con la intención de renunciar a él.

En cierto sentido, que iba más allá de la amistad, eran íntimos.

Nunca lo había amado tan profundamente como en este momento,

Abrió los ojos y miró agradecido a O’Brien. A la vista del rostro pesado y arrugado, tan feo y tan inteligente, su corazón pareció dar un vuelco.

No sentía amor por ella y ni siquiera se preguntaba qué le estaría pasando a ella. Pensaba con más frecuencia en O’Brien, con cierta esperanza.