La flor y la muerte

Por eso seguiremos buscando hasta que encontremos un lugar donde sea siempre el último día del invierno y así no tengamos que volver a separarnos nunca más.

Estás segura? —susurra.

—Tan segura como que todavía estoy enamorada de ti.

Quizás algún día, tarde o temprano, nos despertemos en un mundo totalmente diferente.

Pero, por hoy, esto es suficiente.

Al fin y al cabo, incluso el Inframundo te abrirá sus puertas si tienes la llave adecuada.

Cómo puede estar vendiéndome y que mi corazón lata tan rápido? ¿Qué me pasa? Sólo quiere usarme.

Cómo puede estar vendiéndome y que mi corazón lata tan rápido? ¿Qué me pasa? Sólo quiere usarme.

Cómo puede estar vendiéndome y que mi corazón lata tan rápido? ¿Qué me pasa? Sólo quiere usarme.

No tenemos que serlo… No sabes cuánto he pensado en aquella noche. La de veces que he pensado qué hubiera pasado si yo…

—Pero no lo hiciste.

Quería encontrar unos ojos así para que me mirasen con algo más que con la tristeza de lo que no podía ser.

Ya habéis escuchado a la jefa. La Melínoe nunca deja tirado a quien lo necesita.

Al menos, no otra vez.