me dormí, decía, sin pensar en nada, y como casi estoy en el país de Las mil y una noches, un genio me ha visitado y me ha hecho entrar en un sueño cuya reina era usted. El lugar a que me condujo, o más bien me llevó, señora, era mucho más que un palacio, era mucho más que un reino; era esa hermosa y excelente casa del arsenal, en la época de su alegría y de su felicidad