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Livros
Willa Cather

Mi Ántonia

«Un texto bello y lúcido que no me cansaré de recomendar, que nos hace gozar de la gran literatura» Cándido Pérez Gallego

«Una novela humana, profunda, vitalista en la alegría y la desgracia; una mirada de niño que va creciendo al inconmensurable lomo de la tierra, tan sólida literariamente como indispensable entre las grandes obras de la literatura del joven siglo XX norteamericano»Juan Soto Ivars

A los diez años Jim Burden pierde a sus padres y deja su Virginia natal para trasladarse a casa de sus abuelos en Nebraska. En el viaje conoce a Ántonia, cuatro años mayor que él, hija de una familia de emigrantes bohemios en busca de la tierra de las oportunidades. Nebraska podía representar aún, a fines del siglo XIX, ese sueño; pero los Burden llevan años asentados allí y, para ellos, que son de origen anglosajón y se consideran genuinamente «americanos», hay algo definitivamente espurio y «distinto» en las nuevas oleadas de inmigrantes escandinavos y centroeuropeos. El pequeño Jim descubre, pues, que, pese a ser vecinos, él pertenece a un mundo al que Ántonia no pertenece, y que el de ésta es infinitamente más precario y atribulado. Su amistad se impondrá, sin embargo, a los prejuicios de los hombres y a los golpes del destino; de la infancia a la madurez, será para ambos un referente necesario y un vínculo irrompible.

Mi Ántonia (1918) es una visión tan fidedigna como generosa de la América de los pioneros, «una celebración –como ha dicho Antonia S. Byatt— de la energía» pero «en la que quien sabe escuchar oye la resaca de la conciencia que nos dice que toda energía flaquea». Basada en recuerdos personales, es además una gran novela sobre la memoria y sus procesos, recreados y estilizados con la magistral técnica y sensibilidad de Willa Cather.
304 páginas impressas
Publicação original
2012
Ano da publicação
2012
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Citações

  • gelletedechequelete.fez uma citaçãohá 3 anos
    Esperaba a que todo estuviera en silencio y a que mis abuelos se hubieran dormido, luego levantaba la ventana de guillotina, saltaba al otro lado y atravesaba el jardín a hurtadillas. La primera vez que engañé a mis abuelos me sentí fatal, incluso puede
  • gelletedechequelete.fez uma citaçãohá 3 anos
    Durante algunas semanas, después de mi paseo en trineo, no supimos nada de los Shimerda. La dolorida garganta me impedía salir de casa y la abuela tenía un resfriado que le hacía más pesadas las tareas domésticas. Cuando llegaba el domingo se alegraba de tener un día de descanso. Una noche, durante la cena, Fuchs nos
  • gelletedechequelete.fez uma citaçãohá 3 anos
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