Cuaderno de campo

la ternura siempre es
más fácil con un trozo de pan en la boca

dime qué anoto ahora en este cuaderno si todos los pájaros no cantaron o se escondieron

la ternura siempre es

más fácil con un trozo de pan en la boca

maría

No olvides llorar para que la herida cicatrice.

Cuando en el verano de la tarde aparecen nubes de lluvia en el cielo se dice a los niños:
«Ved, vienen vuestros abuelos»
Elias Canetti,
sobre las danzas de lluvia de los indios

MADRE CON QUÉ LIMPIO estas manchas de
nacimiento
si tengo un rostro en las manos
bordado
padre no me enseñó a huir
solo a quedarme quieta y a no hacer ruido
—empuñando un rifle
apreciarás silencio y camuflaje—
pero mi defecto siempre es el mismo
mecer al animal entre la carne y el sueño
todo lo que estábamos
dispuestos a destrozar
para qué
dices ahora,
todo
para qué.

Algunas enfermedades hacen perder el sentido de la huida al animal.
no estoy enferma
pero tampoco huyo
a lo mejor es que simplemente
quiero que me atrapen:
un cepo quizás es anestesia
luego vendrá
la venda contra la herida

Quiero seguir el camino que hace un animal al morir. Tocar el trayecto difícil de la agonía en sus párpados. Pies en el lomo, voz en uno de los estómagos. Ellos me hablan como a un hombre. Ellos esperan de mí lo que esperan de un hombre.
Pero yo sangro. Animal o mujer: hecha de sueño y lágrimas.

Soy la tercera generación de hombres que vienen de la tierra y de la sangre. De las manos de mi abuelo atando los cuatros estómagos de un rumiante. De los pies de mi bisabuelo hundiéndose en la espalda de una mula para llegar a la aceituna. De la voz y la cabeza de mi padre repitiendo yo con tu edad yo y tu abuelo yo y los hombres

En Nueva York el estornino europeo —hay una auténtica plaga aviar que se extiende desde Alaska hasta México— fue introducido porque a alguien se le ocurrió la idea de que la ciudad sería más refinada si Central Park albergaba todos y cada uno de los pájaros mencionados en las obras de Shakespeare.
Alan Weisman