Dientes de leche

Fuera adonde fuera, la muerte me esperaba en cada rincón, contando con mi torpeza.

Y papá siempre lo ve todo. Desde allí, desde el agua, papá siempre se ve borroso y lejano, pero el niño reconoce la expresión de su cara y a veces querría que la clase de natación durara más. Lo bastante para que pase algo bueno, para que papá se olvide de que el niño ha metido la pata.
Estoy satisfecho, dice por fin.

Está en el límite. Es lo que dice papá. Mamá dice: Es un niño, ya pegará el estirón. Papá dice: Está en el límite. Y al niño las dos cosas le suenan como si se fuera a morir.

os padres cambian los cierres de todas las ventanas para que no puedan abrirse sin llave. Ahora todo está cerrado a cal y canto por la noche

La niña se imagina el pecado como un fango que te contamina si no vas con cuidado y piensa si debería llevar botas de agua cuando Dios llora

Mi cuerpo pequeño no dice nada de mí. Yo estoy dentro, en la oscuridad me expando en todas las direcciones. Pero eso no lo ve nadie.

Mi cuerpo pequeño no dice nada de mí. Yo estoy dentro, en la oscuridad me expando en todas las direcciones. Pero eso no lo ve nadie.

La mujer lista y callada, por todos es alabada, te dijo una vez la abuela mientras preparabais galletas.

Preciso, una palabra muy adulta, dice ella. Pienso que hay que ser muy idiota para creer que las palabras se dividen entre las que son para niños y las que son para adultos.

Arriba, sobre nuestras cabezas, se entrecruzaban las ramas desnudas y húmedas de los árboles altos que rasgaban el cielo. Entre las botas de agua, entre el suelo fangoso y las hojas podridas, se percibía el latido de la vida.