El don de la siesta

La casa, el tiempo y el cuerpo, entretejidos. La siesta como regreso, como resistencia, como reencuentro con algo que creíamos perdido. La siesta como un arte de la interrupción.

Una protección ingenua: la creencia de que nada malo puede sucedernos mientras sigamos durmiendo la siesta.

todo lo sólido se desvanece en el aire.

trataba de introducir el ocio en el ámbito de trabajo.

El tiempo: la siesta como interrupción,

La siesta como trinchera, como espacio de desconexión con el exterior, pero también de reconexión con eso que esos meses, más que nunca, sentimos en peligro: la vida. Una especie de afirmación de que uno sigue vivo y que, aunque el mundo se esté derrumbando, algo ahí aún se mantiene. Una protección ingenua: la creencia de que nada malo puede sucedernos mientras sigamos durmiendo la siesta.

El artista como puerta. Como acceso a la casa del cuerpo.

The Artist is Present, como ese cuerpo inmóvil de Marina Abramovic, sentado durante horas, día tras día, en la performance que realizó durante su exposición retrospectiva del MoMA de 2010. Cuerpo soberano, dueño de su tiempo, inevitable.

. Y el sueño, su límite. El movimiento y el letargo. Energía en reposo, como el título de una de las obras más conocidas de Marina Abramovic y Ulay, Rest Energy. Una performance de 1980 en la que Ulay apuntaba al corazón de Marina con una flecha cargada en un arco tensado que ella sostenía con una mano. Abramovic ha afirmado más de una vez que es una de las piezas más difíciles que ha realizado jamás. Por la fuerza y la tensión, pero también por el riesgo, por la toma de conciencia de que su vida estaba, literalmente, en las manos de Ulay.

He escrito sobre la siesta, sobre el cuerpo y el tiempo, pero también sobre la casa. La que se ha ido y la que ha llegado. La casa del pasado y la del futuro. Siento que un ciclo vital se ha cerrado. Estas notas han ayudado a clausurarlo. Este libro breve, corto como una siesta. Una siesta de escritura.