El triunfo de la belleza

Un demente no es peligroso por el hecho de que pueda suponer una amenaza física para su entorno, sino porque poco a poco destruye la razón de aquellos que le rodean y que se encuentran en sus cabales.

l plebeyo es ambicioso. El hombre verdaderamente noble es anónimo.

«Sólo ella misma puede ayudarse, si quiere. Pero está enferma precisamente porque no quiere ayudarse a sí misma. En medicina lo llamamos la “huida hacia la enfermedad”

no soy un moralista. Es decir, no juzgo a los hombres por sus acciones o por lo que dicen, sino por los motivos de sus acciones y de sus palabras

Me di cuenta de que no era muy feliz. Le propuse dar un paseo. Sé que las cosas que callamos nos resulta más fácil expresarlas caminando que estando sentados

En la nobleza innata existe una fuerza, que es mayor que la luz que irradia la fama, mayor que el brillo del éxito, que el poder del que vence.

El plebeyo es ambicioso. El hombre verdaderamente noble es anónimo

El plebeyo es ambicioso. El hombre verdaderamente noble es anónimo. En la nobleza innata existe una fuerza, que es mayor que la luz que irradia la fama, mayor que el brillo del éxito, que el poder del que vence. La ambición es, como he dicho, un atributo del plebeyo. Él no tiene tiempo. Él no puede esperar para alcanzar el honor, el poder, el prestigio, la fama