Tumba de jaguares

para qué sirve la muerte si no es para escribirla y agregar un saber definitivo a lo que no puede vivirse.

el recuerdo del dolor es el dolor

Cuando todo hubo terminado y ella estaba otra vez viva y atenta a sus novelas, ¿cuál era la que había estado escribiendo en ese momento?,

Myrtha con y griega después de eme y etcétera, usaba las palabras como si de trapos viejos se tratara, así, sin ningún cuidado, no digamos amor y ni siquiera inclinación

artistas y escritores que ya se sabe que no son muy trigo limpio, siempre buscando sensaciones nuevas para inspirarse, ¿no?,

quienes escriben viven de disparates

También es cierto que había escrito sobre todo eso sólo que sin nombrarlo. Corrió y lloró y amó y nació y gritó con sus personajes y eso era su propia y verdadera felicidad:

habitación casi redonda de tan octogonal,

en este mundo, bajo este cielo.

aunque todavía no había leído “La carta robada” ni “El hombre que fue jueves”, comprobó que los mellizos no lo veían.