La expresión “cabalgar el tigre”, tomada del contexto filosófico y político, especialmente en el pensamiento de Julius Evola, significa aceptar una situación peligrosa o decadente sin intentar cambiarla directamente, sino manteniéndose firme, lúcido y por encima de ella, hasta que llegue su colapso o transformación.
Contextualmente, “cabalgar el tigre” sugiere:
No resistirse directamente al caos o la decadencia del mundo moderno (que Evola veía como inevitable), porque oponerse frontalmente sería inútil.
Adaptarse con inteligencia y dominio interior, usándolo como una oportunidad para fortalecerse espiritualmente.
Actuar como un observador comprometido, pero sin dejarse arrastrar emocional o moralmente por la crisis.
La imagen del tigre transmite la idea de una fuerza peligrosa, violenta o incontrolable. Cabalgarlo sin ser devorado implica maestría y desapego. Si te caes, te mata; si lo dominas, puedes sobrevivir e incluso emerger fortalecido tras el caos.