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Yukio Mishima

El Marino Que Perdió La Gracia Del Mar

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  • Alanfez uma citaçãohá 3 anos
    El otro tema es el de la representación que el narrador de aventuras ha de dar de su propio destino para no devaluar su aura. Para Noboru, similar en esto al Mishima adolescente, ser un héroe plenamente viril es resistir al hechizo húmedo y sensual del hogar materno: el marino se hace indigno de la admiración que en un principio suscitó cuando cambia la incertidumbre abierta del mar por la incertidumbre enclaustrada del sexo femenino y sus instituciones familiares complementarias.
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    Inmerso aún en su sueño, Ryuji apuró el té tibio. Sabía amargo. La gloria, como todo el mundo sabe, tiene un sabor amargo.
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    Dejando atrás una estela de humo negro, un pequeño barco se balanceaba en el horizonte. Él mismo podía estar ahora a bordo de ese barco. Y gradualmente, mientras hablaba a los chicos, llegó a verse a sí mismo como Noboru lo había imaginado.
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    Un día de verano, al ponerse el sol, aquella maravillosa gorra se había alejado sobre un mar deslumbrante, convirtiéndose en rutilante emblema del adiós, de lo desconocido; se había alejado hasta liberarse de los altos dictados de la existencia, constituyéndose en la elevada antorcha que ilumina el camino hacia la eternidad
  • Alanfez uma citaçãohá 3 anos
    Es nuestra última oportunidad —repitió el jefe—. Si no actuamos ahora nunca seremos ya capaces de seguir el dictado supremo de la libertad, de ejecutar los actos necesarios para llenar el vacío de este mundo, a menos que estemos dispuestos a sacrificar nuestras vidas. Pero, como comprenderéis, es absurdo que los verdugos arriesguen la vida. Si no actuamos ahora ya nunca seremos capaces de robar, de matar ebookelo.com - Página 101

    o de hacer cualquiera de las cosas que testimonian la libertad del hombre, y terminaremos en las adulaciones vomitivas y los cotilleos; temblaremos día tras día, agobiados por la sumisión, el compromiso y el miedo; nos preocuparemos por lo que digan los vecinos; viviremos como ratones estridentes. Y algún día nos casaremos, y tendremos hijos, y al fin llegaremos a ser padres: lo más vil en este mundo.
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    Quiero que escuchéis todos con atención: Código Penal, Artículo Catorce: Los actos de los menores de catorce años de edad no son punibles por la ley. Lo volveré a leer, y lo más alto que pueda: Los actos de los menores de catorce años de edad no son punibles por la ley.
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    Todos nosotros, los seis, somos genios. Y el mundo, como sabéis, está vacío.
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    El chico trató de zafarse, pero no pudo. El jefe —pensó— tenía razón: hay cosas peores que una paliza.
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    Está satisfecho. Noboru sintió náuseas. Mañana, las manos serviles de Ryuji, las manos de un padre que hace chapuzas de carpintería los domingos por la tarde, cerrarían para siempre el pequeño acceso a aquel fulgor ultraterreno que él mismo le había revelado un día.
  • Alanfez uma citaçãohá 3 anos
    Era obvio que su madre no estaba equivocada, que había sufrido un revés ebookelo.com - Página 94

    contra la «realidad», algo que temía más que al diablo. Aquello, en cierto sentido, les acercaba más, les hacía más iguales de lo que nunca habían sido. Daba lugar casi a la empatía. Apretando las palmas de la mano contra sus mejillas enrojecidas y ardientes, Noboru decidió observar detenidamente cómo alguien que había estado tan cerca se alejaba en un instante a tan inalcanzable distancia. Estaba claro que no era el descubrimiento de la realidad en sí misma lo que había desatado en ella su indignación y su pesar: Noboru sabía que la vergüenza y desesperación de su madre provenían de una especie de prejuicio. Ella se había apresurado a interpretar la realidad y, como quiera que su interpretación banal era la causa de su desazón, no serviría de nada ninguna excusa que él urdiera.
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