Alas de ónix (Empíreo 3) (Edición española) (Spanish Edition)

—«Tus alas no aguantarán el peso de este hielo.» —Andarna se burla de él con descaro—. Y, sin embargo, es un milagro que las tuyas puedan cargar con el peso de tu ego.

«Dioses, amo a este hombre.»

A los que no siguen al rebaño,

a los que pillan leyendo debajo de la mesa,

a los que tienen la sensación

de que nunca los invitan,

los incluyen o los representan.

Poneos la ropa de vuelo, tenemos
unos dragones en los que montar

Tú eres el templo al que rindo culto.

Estoy celoso de la armadura que te rodea el cuerpo cuando yo no puedo hacerlo, de las sábanas de tu cama que te acarician la piel cada noche y de las armas que te tocan las manos.

Quiero que me cuide, pero también necesito que me dé caña, y lo que necesitamos siempre supera a lo que queremos.

si todo eso no hubiese ocurrido, ¿seríamos los que somos ahora? ¿O acaso el milagro de nuestra relación es el resultado de una combinación precisa de tragedias que nos destrozaron hasta tal punto que cuando colisionamos nos convertimos en algo nuevo por completo?

Soy tuyo —dice, como si fuese una promesa, y me quedo sin aliento al ver la intensidad de su mirada.

Una cinta de sombras me envuelve la cintura un segundo antes de recogerme el pelo hacia un lado, y Xaden me besa con los labios abiertos allí donde el cuello se une con el hombro.

la página señalada con una de las dagas de Xaden.