Maia Rye nos toma de la mano y nos lleva hacia lo que parecía ser un viaje melancólico hacia el viejo continente en búsqueda de sus raíces pero que, en un giro inesperado de los acontecimientos, nos obliga a unir los puntos, a leer entre líneas, a inter-legere secretos que se agazapan en los rincones y nos asaltan en medio de la oscuridad y la soledad. Esta nouvelle, preñada de imágenes encantadoras y feroces no es una historia simple. Maia invita al lector a ser partícipe de sus hallazgos y va desovillando el hilo rojo por el laberinto del árbol familiar. Los personajes van cobrando vida en retrospectiva y todo lo que iba hacia adelante termina en un círculo insospechado.