Los laberintos del éxito

El altruismo, asignado casi en exclusividad al llamado «bello sexo» y presentado como un privilegio que enaltece a las mujeres es uno de los recursos más ejemplares de dominación encubierta.

cuando una sabe lo que quiere, encuentra lo que busca

solidaridad se basa en la ética de la reciprocidad. Es decir, en una ética donde las relaciones se mantienen porque existe un «ida y vuelta» que evita servilismos

Negociar significa, entre otras cosas, reconocer intereses personales y legitimar el derecho a defender las propias ambiciones, como así también emitir tantos «no» como sean necesarios.

Administrar y controlar el dinero de la pobreza no es un privilegio sino una condena.

Esta es una situación que generalmente no goza el varón, a quien las presiones sociales —y la ambición desmedida de poder— no le dan tregua para tomar conciencia del entramado en el que participa como víctima y cómplice.

Rechazan la implementación del éxito para someter sexualmente.

Veamos a qué me refiero. Privadas de competir en el ámbito público, las mujeres circunscribían tradicionalmente sus experiencias a todo lo que se producía en el ámbito doméstico. Y en dicho ámbito, la mayor situación de riesgo es sin ninguna duda la del alumbramiento. Podemos afirmar que el alumbramiento es una situación en la que se libra una batalla decisiva hacia la vida.

La competencia no es sinónimo de competitividad.

La dificultad para discriminar que no todas las energías hostiles son destructivas afecta particularmente a las mujeres, quien a menudo renuncian a competir por temor a sentirse «destructivas».