Pequeños inventarios

Leer es dejarse invadir, leer es también perderse

preguntarle el periodista por su opinión, contestó que estaba triste porque consideraba al supermercado como “parte de la familia”.

es el cansancio lo que nos acerca también a otras manifestaciones de afecto, como el perdón

“Vinculado al mundo y envuelto por él, y al mismo tiempo plegando el mundo en sí mismo, el libro mantiene su soberanía sin afirmar ni su finalidad ni su dominio”.

El oído es un órgano que no puede cerrarse frente a las influencias externas (como la boca o los ojos); está siempre abierto y, por lo mismo, ofreciendo hospitalidad (y vulnerabilidad) permanente

oído es un órgano que no puede cerrarse frente a las influencias externas (como la boca o los ojos); está siempre abierto y, por lo mismo, ofreciendo hospitalidad (y vulnerabilidad) permanente

Leer es un acto de hospitalidad por excelencia; cumple con absolutamente todos los requisitos planteados por Derrida: jerarquías inestables que dependen del instante y una tenue línea entre la bienvenida y la posibilidad de la violencia

Siempre vemos a estos personajes leyendo, robando libros, o hablando de ellos. Y lo que más vemos de Ciudad de México es una suma ininterrumpida de librerías o espacios culturales por los que transitan estos personajes

Puede sonar trivial, pero la vergüenza respecto de la ropa, la sensación de inadecuación y la atención a ella, van a marcar el conflicto de clase del protagonista, como se ve ya desde el segundo párrafo de la novela:

En la literatura todo cuenta. En la vida, también.