Un lugar llamado Antaño

El peligro que amenaza este lado es la estupidez que procede de las ganas de dárselas de inteligente.

El cielo se resquebraja como un árbol seco, la tierra se descompone en algunos lugares y se desmorona bajo los pies de los hombres y de los animales.

u muerte fue el sistemático proceso de destrucción de lo que había sido Izydor. Fue un proceso de avalancha, como una bola de nieve que se hace cada vez más grande, sin vuelta atrás, autodidacta y maravillosamente efectivo. Tanto como la anulación de datos inútiles de la memoria del ordenador en el que llevaban la contabilidad del asilo de ancianos.

Quizá se había dado un golpe en la cabeza que le había afectado todas las funciones vitales: la del lenguaje, la de la alegría de vivir, la de la curiosidad por la vida y la de las ganas de vivir.

Aquel que una vez vio los límites del mundo, sufrirá su prisión con mucho más dolor que cualquier otro.»

Quizá todas las familias normales deban tener un fusible de seguridad, alguien que recoja todos esos trocitos de locura que llevamos dentro de nosotros.

El hombre engancha el tiempo al carro del sufrimiento.

No había ningún surco de ese tipo en el pequeño y perruno cerebro de Pepona, ningún órgano que pudiera filtrar el paso del tiempo.

se extraviaban las cartas en Correos, este no podía ser el Correos por el cual sentía tanta admiración. Correos, una organización secreta y poderosa, que tenía a gente en todas partes, por todo el globo terráqueo; aquel Correos, potencia, madre de todos los sellos, reina de todos los carteros de azul marino del mundo, protectora de millones de cartas, Soberana de las Palabras.

¿Habían pasado como los paisajes que quedan tras uno cuando se sigue avanzando, pero que sin embargo continúan existiendo en alguna parte y siguen perdurando para otros ojos?