En buena parte del imperio colonial español, la emancipación solo fue posible mediante una cruenta lucha armada, que culminó exitosamente la dilatada y costosa guerra contra la metrópoli con el establecimiento de un rosario de estados libres. En estas regiones, al ejército correspondió un papel decisivo en la independencia. Partiendo de sólidas bases logísticas en Venezuela (Los Llanos) y el Río de la Plata (Cuyo), los ejércitos de Bolívar y San Martín, imbuidos de una estrategia de lucha continental –aunque bastante distantes en sus perspectivas político-sociales–, liberaron no solo sus respectivas patrias, sino también Nueva Granada, Quito, Chile, Perú y el Alto Perú, para imponer en Ayacucho la capitulación definitiva de España, que culminó quince años de intensa guerra.