0,7 x 60,7 cm. Van Gogh Museum, Ámsterdam.
Los efectos de color también impulsaron el interés de van Gogh en los grabados en madera japoneses que había encontrado por primera vez en Amberes. Tenía una gran colección de estos grabados en París y organizó una exhibición de los mismos en el café «Tambourin» que despertó un considerable interés entre sus contemporáneos. Sin embargo, una muestra de sus propias obras terminó en un conflicto: la dueña de «Tambourin» se negó a devolverle las pinturas porque van Gogh no había pagado sus cuentas en el café.
El autorretrato fue el tema principal de la obra de van Gogh desde 1886 hasta 1888. En un lienzo, se representa a sí mismo como pintor, con un pincel y una paleta.
En aquel París al que una vez denominó una «difusión de las ideas»[66], encontró su camino. En el verano de 1887, le escribió a su hermana Willemien:
«En cada hombre saludable y natural existe una fuerza que brota como si fuera grano de trigo. Y así, la vida natural es una germinación. El amor es para nosotros, lo que la fuerza germinadora es para el grano de trigo