Memorial

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La primera vez es un recuerdo que ha quedado reducido a lo esencial: estamos, creo, paseando por el vecindario. Le digo a Mike que me encanta, o que podría aprender a que me encantase. Levanta la cabeza demasiado rápido, pero ya es tarde, porque ya he visto su sonrisa. Sin embargo, justo ahí, en el momento culmen de una posible catástrofe, Mike señala una casa y me dice que le encanta la inclinación que tiene. Yo señalo un gato que está tomando el sol bajo una farola y le digo que me encanta su forma de estar en el mundo. Mike señala las flores silvestres que crecen junto a la carretera. Yo señalo el farol sobre nuestras cabezas. Los dos señalamos detrás, debajo, en las esquinas, por las ventanas de las casas por las que pasamos, a todas partes menos el uno al otro, aunque, por supuesto, hace tiempo que me he dado cuenta de que eso también era una confesión.

Que querer a alguien significa dejar que cambien cuando lo necesitan. Y dejarlos ir cuando lo necesitan. Y eso no los convierte en menos hogar. Solo que tal vez no lo sea para ti. O solo durante una o dos temporadas. Pero eso no disminuye el amor. Solo cambia las formas.

Ben me estudió como si estuviera resolviendo algún tipo de ecuación.

Durante mucho tiempo tuve un puto sueño en el que me encontraba con este hombre y él no me reconocía, pero en ningún momento pensé que yo no fuera a reconocerlo a él. Eso no habría ocurrido.

Me di una ducha y me preparé para ir a trabajar: el delantal, la camiseta y los vaqueros.

Culpaba a los mexicanos de su mala suerte, porque ellos cocinaban más horas por menos dinero,

Ben puso una cara rara, una cuya mecánica llegaría a dominar en el futuro. Reconocería qué era lo que la provocaba y cuánto duraba. Descubriría la manera de desactivarla. Cada uno de sus recovecos y fisuras.

Soñaba con él cuando era niño, acurrucado junto a Ma; no pude dormir solo el primer año posterior a su marcha.
Soñaba con mi padre mientras dormía junto a quién sabe cuántos cabrones.
Soñaba con mi padre en mi propia cama, con medio cuerpo fuera del colchón, roncando junto a Ben.
Soñé con él la noche que me fui de Houston.

Todos eran insoportables. Pero el sueldo no estaba mal. Gracias a esa mierda tenía algo que hacer.

Pareces perdido, repitió, un poco más despacio.
Oh, dije. Así es como me siento.