El hombre, señalando la colina de enfrente, le dijo:
—Si estás decidida a morir, entonces hazme un favor: vete a aquella colina, también es un bosque de duraznos lleno de flores. El dueño de allá es el viejo Cao, mi competencia —y agregó—: Bien dice el proverbio: “No te cuelgues del primer árbol que veas; busca otro, al fin y al cabo no perderás mucho tiempo en hacerlo”.
Al oír esto, Li Xuelian sonrió.