Debería hacerse más, pero las víctimas que han logrado recuperar un estado de salud aceptable y, con ello, una vida normal, prefieren callar su tragedia y encontrar medios alternativos de ayuda, como puede ser la reducción de impuestos a las víctimas, la distribución de una parte de los beneficios obtenidos por la lotería de las tarjetas de felicitación de Año Nuevo[1] y otras formas de solidaridad.