muestra también la tendencia a simbolizar en un personaje femenino diversos aspectos de mujeres distintas, históricas o no, para proponer un tipo y un antitipo de mujer, con sus respectivos modelos de comportamiento, con actitudes y acciones a seguir o evitar. Esa simbolización es una operación ideológica que cumple una función social: construir el modelo ideal de mujer y el comportamiento y lugar adecuado para ella, tanto en la sociedad como en la familia e Iglesia.