Oswaldo Javier Valerdi Larafez uma citaçãohá 8 meses
El tiempo pasa, acaba el invierno y se convierte en primavera.
Y, claro está, un día, Isak tuvo que bajar al pueblo. Le preguntaron qué tenía que hacer allí. —Pues no lo sé —respondió. Pero limpió a fondo el carro, le colocó el asiento y se marchó.
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Una mujer va subiendo por la ladera. Cae sobre ella una fina lluvia estival, se moja, pero no le preocupa, tiene otras cosas en que pensar, está intranquila. Es nada más y nad
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En la primavera ocurrió algo tan inesperado como decisivo: se reanudaría la actividad en la mina de cobre. Geissler había vendido su monte. ¿Había sucedido lo increíble? Ese Geissler era un hombre inescrutable, podía actuar o no actuar, asentir o negar con un movi
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Por esa razón, Aronsen albergaba de nuevo una pequeña esperanza en su corazón, lo que en su opinión le daba derecho a mostrarse soberbio ante sus posibles compradores.
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ksel no tuvo mucho descanso al llegar a casa, pues con las tormentas del otoño empezó su particular suplicio: el aparato de telégrafo que tenía colgado en la pared le anunciaba averías en la línea.
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Dio un discurso a Isak
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Por fin llegó Geissler. Había estado visitando la granja, ahora venía del establo de verano.
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Isak también habría tenido motivos para extrañarse de alguna otra cosa, pero no se le daba bien pensar en varias cosas a la vez. —¿Dónde está Inger?
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Al llegar el invierno, Aksel Strøm volvió a ser el único ser humano en Tierra de Luna. Barbro se había marchado. Fue el final. Según ella, su viaje a la ciudad no sería largo, esta vez
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El 3 de septiembre, Barbro no estaba. No es que hubiese desaparecido del todo, pero no se la veía por ningún sitio. Aksel estaba muy ocupado con la carpintería; intentaba colocar una puerta y una venta