Caída libre

De lo imprevisible de la existencia. De no ser capaz de controlar el rumbo de mi vida. De que por mucho que planee las cosas, no podré evitar situaciones tristes o dolorosas. Pero sobre todo… —Tomo una profunda bocanada de aire y me río con suavidad, porque lo que estoy a punto de decir es absurdo, incluso si es verdad. Incluso si se trata de mí—. Sobre todo, tengo miedo de intentar hacer algo y que no me salga perfecto.

Como si no pasara nada por haberme equivocado.

Es un domingo cualquiera. No ocurre nada fuera de lo normal. No bato ningún récord ni me voy a dormir convencida de haber alcanzado la perfección y, aun así, es un día fantástico.

Anoche no me curé del bloqueo mental, pero me desprendí del sentimiento de impotencia que ha estado acompañándome todo este tiempo, y eso me parece un logro equivalente a haber ganado la lotería.

A veces siento que mi vida está dividida en dos. La primera parte, en la que yo tenía el control y era capaz de obligarme a hacer lo que debía hacer, y luego… el
ahora.

En este último año de autodesprecio, de entrenar, practicar, intentar, fracasar, visualizar, volver a intentarlo, hacer ejercicio, ser catastrofista, dejar de serlo, fingir que todo va bien, autoexigirme cosas, sentir resentimiento, tener miedo… En este último año, en ningún momento me he permitido lamentarme.

: Sí. Me van las mujeres más inteligentes que yo

Veo que quieres tener el control en todos los aspectos de tu vida y, sin embargo, te desmoronas con facilidad.

Veo que te esforzabas tanto porque valía la pena, hasta que dejó de hacerlo.

tiempo perdido es el que pasamos separados.