Selva Almada

Ladrilleros

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Luego de El viento que arrasa, su primera novela, verdadero acontecimiento literario debido a la gran aceptación de público y crítica, con Ladrilleros Selva Almada se consolida como una de las escritoras ineludibles de la literatura argentina contemporánea. Auténtica maestra de la novela, Afmada vuelve a poner en escena su mundo propio: personajes cinematográficos atrapados por un aire de violencia latente, por el clima del Litoral, por el habla popular de una lengua que es, al mismo tiempo, realista y poética, por la destreza para narrar, para contar una historia, para dejarnos sin aliento hasta el desenlace. Es una tentación contar la trama, hecha de amor y desamor entre hombres, de enfrentamientos entre familias, de desamparo… Pero mejor dejemos al lector descubrir una novela inolvidable.
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Impressões

  • Ada Guzmáncompartilhou uma impressãohá 7 anos
    👍Vale a leitura
    🎯Vale a pena
    🚀Não dá pra largar

    Genial. Me gustó todo: estilo, personajes, diálogos. Incluso su estructura me terminó gustando, aunque al principio era un poco confuso por la forma en que cambia el punto de vista de personaje en personaje y de presente a pasado, etc.. Personajes como estos, especialmente Tamai es lo que imagino cuando oigo "masculinidad tóxica".

  • martecompartilhou uma impressãomês passado
    👍Vale a leitura
    🚀Não dá pra largar

  • Ana Saenzcompartilhou uma impressãohá 2 anos
    👍Vale a leitura
    💀Assustador
    🔮Segredos Obscuros

Citações

  • martefez uma citaçãomês passado
    Los filos hambrientos buscaron la carne enemiga.
  • martefez uma citaçãomês passado
    A las armas las carga el diablo —dijo y los otros se le cagaron de risa. No le gustaban las armas de fuego.
  • martefez uma citaçãomês passado
    Prendieron un cigarrillo y cada uno bebió de su jarra. Aunque Ángel era de por sí conversador, se mantuvo callado, como si no se la quisiera hacer tan fácil al hermano. Eso pensó Marciano, se está tomando revancha; pero, en realidad, el chango estaba perdido en sus propios pensamientos que eran uno solo: el Pájaro. Por fin sentía que tenía algo solo para él, algo tan inmenso que todo lo demás pasaba a segundo plano.

    —Y contame… en qué andás.

    —¿De qué?

    —Tus cosas.

    —Ah… bien. ¿Por?

    —Por nada. Por conversar… no nos vamos a tomar este porrón callados, ¿no?

    Ángel sonrió.

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