Claves para el Matrimonio

Un esposo sin un claro propósito y visión para su vida hace que la esposa se frustre. Su esposa es una ayuda, pero si usted no está haciendo nada, ¿cómo puede esperar que su esposa le ayude?

Tener visión para la familia es tan importante que si usted no la tiene, no habrá disciplina.

Esposos, presten atención: si ustedes toman una pequeña idea y la llevan a la mente de sus esposas, no sólo recibirán de vuelta esa idea— ¡ustedes recibirán todo un plan detallado!

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano [o tu cónyuge] tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano [cónyuge] y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23–24).

Un hombre cuya esposa hace más dinero que él hace, pero está haciendo lo máximo por trabajar, y, ayuda a suplir las necesidades espirituales, financieras, emocionales e intelectuales de su esposa, es un buen proveedor.

Ningún esposo debe intimidarse o sentirse inseguro cuando su esposa hace más dinero que él. Cuando la seguridad se une a la inseguridad, ocurren problemas porque ese hombre identifica su posición con las posesiones y no con el potencial que Dios ha puesto en él.

“En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo” (Efesios 5:33, nvi). En ninguna parte de la Biblia dice que la esposa ame a su esposo, sino que le honre y le respete. No obstante, al esposo se le dijo que amara a su esposa. ¿Por qué? El Señor conoce nuestras más grandes necesidades.

¿Cómo se imagina a su esposa y cómo piensa que ella puede llegar a ser? Lo que usted visualice para ella, es lo que usted cultivará.

Hombres, ustedes nunca empezarán con la mujer que quieren; es por esa razón que son cultivadores. Su trabajo es cultivar a su esposa para que ella llegue a cumplir con la tarea para la cual Dios la creó. Ustedes necesitan nutrir todo el potencial que ella tiene.

respetarse y amarse mutuamente. Jesús reforzó este principio cuando dijo que uno de los mandamientos más grandes era: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19:19). Si realmente comprendiéramos esta verdad, habría más paciencia, entendimiento y perdón entre los hombres y las mujeres