17. El tiempo de la vida del hombre no es más que un punto, su sustancia es variable, sus sentidos torpes y oscurecidos, toda la constitución del cuerpo se inclina fácilmente a la corrupción; el alma inconstante y en continua agitación, la fortuna incierta y difícil de atinar, la fama muy dudosa e indefinible. Para decirlo en breve, todas las cosas propias del cuerpo son a manera de un río, que siempre corre; las del alma vienen a ser un sueño y un poco de humo; la vida, una guerra perpetua y la corta detención de un peregrino; la fama de la posteridad, un olvido.