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Eva Muñoz

Lujuria. Libro 2

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  • Paola Floresfez uma citaçãoano passado
    —No me dejes —me ruega—. Amor, no me dejes, por favor.

    Suelta la pistola y se aferra a mi rostro sin dejar de llorar, alterna la vista entre las heridas y mi cara.

    —Dilo —vuelvo a pedir con el poco aliento que me queda—. Dilo, por favor…

    —¡Te amo! —me grita—. ¡Te amo y no quiero que me dejes!
  • .fez uma citaçãohá 7 horas
    una imagen sexi es lo de menos: me puedo quitar la ropa y buscar una pose sensual, pero siento que soy más que eso, así que me acomodo el cabello y me tomo una foto sonriendo.

    .

  • Pythafez uma citaçãomês passado
    Yo, aunque tenga el agua hasta el cuello, seguiré soltando tiros.
  • Pythafez uma citaçãomês passado
    «Mentón en alto, espalda recta, mirada altiva y máscara de hielo. Si no saben lo que sientes, nunca hallarán la manera de joderte».
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 2 meses
    Estoy enterada de los planes que labran en contra de mis hijos, los apoyo, los lidero y me las apaño para volverlos pedazos sin que nadie lo note.

    Gobierno con él y me gusta el resultado que he conseguido hasta ahora, soy la más temida, la más asediada, y no me importa lo que digan otros: es mi plan y soy fiel a este.

    Antoni es un auténtico demonio que, con el pasar de los meses, se vuelve más temido. La mafia lo idolatra, sus creaciones le suman poder y, si nota lo que hago, perderé mis oportunidades.

    Sujeta mi mano cuando termino de arreglar el traje de Damon. Esto no lo sabe nadie, ni Angela, quien ahora trabaja para Antoni. Esto solo lo sé yo y seguiré así hasta que logre mi cometido.

    Vigilo cada pequeño aspecto para evitar fallos. Cuando todo esto termine, nadie ni nada podrá afectarme; ni a mí ni a mis hijos, tampoco a mis padres, y ni a las hermanas que no he visto en meses.

    Me mantengo alejada de todos y desconectada de todo lo relacionado con ellos para que nada me haga flaquear, ya que quiero el poder total y voy a matar a quien se cruce en mi camino.

    Respiro hondo antes de volver a mi papel favorito, y es la que no sabe nada, la que sigue con amnesia.

    Antoni ama esta faceta de mí y el papel ya está bajo mi piel. Estoy dispuesta a lo que sea, por ello alzo el mentón y me olvido de que fui soldado, teniente, amiga, hija, hermana y madre.

    Me olvido de que amé, de las cicatrices y del dolor.

    Hago lo que tengo que hacer y es actuar como lo que soy: la dama de la mafia.
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 2 meses
    Voy a sacar a mi padre, que ha sido condenado a veinte años de cárcel, y a Alex, que ha sido sentenciado a cadena perpetua.

    La entidad será mía y de mis mellizos, porque a Thomas Morgan no se los voy a dejar como dispuso el coronel en su testamento.

    Lo sé porque oí a Antoni hablándole a Ali del tema.

    Christopher estipuló que, de no estar, yo no podía criarlos, y con eso me demostró que siempre hizo lo que se le dio la gana. Le dije en la cara que no estaba de acuerdo; sin embargo, no le importó y le entregó la potestad de mis hijos al tío.

    Saludo con una hermosa sonrisa en los labios.

    Sin líder no hay dama, y no voy a mentir al decir que no disfruto de todo el poder absoluto que tengo ahora. Nadie tiene más poder que los italianos y si Antoni es grande, yo también lo soy.

    Ya conviví con un hijo de puta, puedo vivir con este también.

    El amor es una tontería que me volvió débil en su tiempo y ahora solo busco mi propio beneficio, por ello, debo ir con cuidado: si Antoni muere, dejaré de ser la dama y eso no me conviene.

    Debo dirigir la pirámide, esta debe trabajar para mí, necesito los privilegios que me da estar en la cima.

    Lo mejor de todo esto es que tengo una de las joyas más importantes de la mafia, y no es la jadeíta, sino el niño que sujeta mi mano.

    Antoni Mascherano es el bioquímico más asombroso que existe, sus creaciones no las imita nadie, ya lo investigué. Los antídotos solo existen si él los crea, y es obvio que nunca hará uno para mi hijo, por más que lo seduzca.

    No lo hará, su persecución me demuestra que sus ganas de matarlos son más grandes que su obsesión por mí.

    Por culpa de Antoni, mi pequeño valiente vive con un veneno en su cuerpo, sufre con él, lo que se le suministra lo ayuda a sobrevivir, pero no mata lo que tiene dentro, y eso es un peligro, ya que puede acabar con su vida en cualquier momento.

    Me agacho a acomodar el traje del niño de ojos negros y rasgos italianos, al cual le he tomado cariño.

    La salvación no es Antoni, es Damon, a quien le transmite todo su conocimiento y será mejor que él, porque con cuatro años es un prodigio con un coeficiente intelectual supremamente alto.

    Por ello, debo dejar que su padre le enseñe, que le transmita todo lo que sabe.

    Antoni no es idiota, sabe que la Rachel que conoció nunca lo seguiría, pero esta sí, y esta finge ser la mejor esposa con el fin de que me dé gusto en todo lo que quiera, como lujos, demandas, aliados y poder para matar a los que me apetece.
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 2 meses
    Dos días después celebramos en el salón que se usa para rendirle cuentas al líder.

    Gregory Petrov, caudillo de la mafia búlgara; Naoko Wang, gran cabeza de la Yakuza y Natia Pawlak, líder de los polacos, esperan junto al resto de los líderes perteneciente a los clanes de la pirámide.

    Con el líder de la mafia espero a Damon en la puerta, un antonegra lo baja del vehículo y lo trae al sitio donde estamos. El niño saluda a su padre antes de darme la mano.

    Antoni me guía adentro, al interior del salón como el caballero que es.

    Los clanes más poderosos no tardan en lamerme los pies, en saludarme como se debe. Yo solo sonrío feliz por tener lo que quiero y es su confianza, su lealtad, su gente y su admiración.

    Sigo sonriendo…

    Hace un año me encestaron tres golpes en el cráneo que me dejaron la mente en blanco durante ocho semanas, tiempo en el que me inculcaron y convencieron de que era la esposa de Antoni Mascherano, el mafioso más importante y peligroso del momento, persona que haría cualquier cosa por tenerme.

    Sé que no es así, como también sé que mi difunto «marido» murió en mis brazos y que mis hijos están vivos y escondidos. Me propuse sembrar terror para que no salgan de las sombras y Antoni no pueda hallarlos.

    También tengo muy claro lo que le hicieron a mi hermana menor y a mi familia.

    Tengo presente que Christopher fue un maldito hijo de puta egoísta, a quien recuerdo con rabia, tristeza y dolor. Sé que el Boss de la mafia rusa me apuñaló de la peor manera y, por ello, una de mis metas, es aniquilarlo a él, a su apellido y toda su mafia.

    No sé dónde está el Boss en estos momentos, pero lo voy a encontrar y lo mataré al igual que a todos los Romanov: acabaré con todos los miembros de esa familia.

    El poder que tengo ahora me permite atacar a todo lo que me apetezca.

    Voy a tomar la FEMF, eso es una estrategia que estoy labrando poco a poco. Me la quedaré porque con ella seré intocable, dado que tendré todo el ejército a mi disposición, solo para mí, mi familia, mis hijos y los colegas que me han apoyado.
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 2 meses
    —Su madre era lo más importante para ella —celebra Angela a mi lado— y ya no la tiene, porque la has matado.

    Dejo de lado el tocado que me ocultaba el rostro, el vehículo continúa con su travesía, pierde a los soldados que nos persiguen y termino en la pista privada, donde espera Antoni con Bernardo Mascherano, el primo de mi marido. Todavía tiene puesto el uniforme de Irons Walls.

    —Tu plan salió a la perfección —me dice Antoni—, buena jugada.

    Mientras yo me ocupaba de la boda, el resto de los Halcones se hacían cargo de sacar a Bernardo del hospital donde lo estaban atendiendo. La prisión de la FEMF es impenetrable y me costó meses lograr que lo trasladaran al centro clínico para una «cirugía de emergencia».

    —Bienvenido a la libertad —saludo al exprisionero, que mueve la cabeza con un leve gesto.

    Angela está a mi lado. Antoni luce pulcro como siempre bajo el día londinense. Lo miro y sujeto la mano que me ofrece.

    —Qué bella te ves. —La adulación me hace sonreír.

    Deslizo las manos por el traje almidonado, los Halcones Negros nos rodean y busco sus ojos.

    —Gracias por existir. —Él sujeta mi cintura, y yo uno mi boca a la suya.

    Su lengua danza con la mía, se introduce con destreza; besar a Antoni es como fusionarse con un seductor demonio, un ser infernal refinado, dotado de una belleza exquisita.

    —Debemos tomar la FEMF —susurro—. Será un gran triunfo para ambos.

    —Paciencia —sonríe—. Ya sabes, somos espectadores…

    —Para luego ser protagonistas.

    Su paciencia es un «Te lo daré cuando lo crea correcto». Sujeto su mano, y con él, tomo el camino que nos lleva a la avioneta. Ya en su interior brindo con Antoni, Angela y Bernardo Mascherano.

    Juntos volvemos a la bella Italia, para ser más específicos, a Florencia.

    El rumor de la boda no tarda en tomar fuerza, se esparce por todo el mundo y a lo largo de la mafia.
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 2 meses
    Los invitados comen y la madre de la novia aparece, camina a lo largo de la alfombra con un micrófono y empieza a entonar una antigua canción, cosa que conmueve a los asistentes.

    —Es un buen momento —me dice Angela.

    —Pienso lo mismo.

    Todos están atentos a la anciana que llora mientras canta, nadie se da cuenta de que me levanto y muevo con sigilo. Los tacones me otorgan elegancia, el tocado hace que me vea como una rosa inglesa, y avanzo al inicio del camino justo cuando la novia baja los escalones de la tarima donde estaba. Llorando, extiende las manos hacia la madre que la espera.

    —Qué bonita canción —espeto en el inicio de la alfombra a la vez que recibo el micro Tavor que me lanza Ali Mahala, quien viste como uno de los camareros—. Lástima que se acabe tan pronto.

    Los invitados se tiran al piso cuando activo el cargador y le vuelo la cabeza a la madre de Gema Lancaster. La sangre de su progenitora la salpica y mancha su hermoso vestido de novia.

    Mi gente se rebela y Bratt Lewis saca el arma y la carga, dándolo todo por proteger a su nueva esposa.

    Esquivo su proyectil mientras ella huye y él utiliza el púlpito de discursos como escudo cuando lo ataco con todo lo que tengo. No le doy tregua para que se defienda.

    La madera vuela y, con ametralladora en mano, le disparo a todo lo que se me atraviesa, convirtiendo la boda en un río de sangre. Apoyada por los Halcones y Angela, quien hace lo mismo que yo, damos de baja a los soldados y guardaespaldas que nos devuelven los disparos y el lugar es digno de una escena de terror.

    —¡Ya que tanto me buscan, aquí estoy! —hablo llena de rabia en lo que descargo el arma en el cuerpo de Marie Lancaster, que yace en medio del camino alfombrado—. ¡Aquí estoy, como tanto querían!

    Mis heridas duelen como el primer día que desperté en ese maldito hospital sin saber quién era, y ahora solo quiero sangre. Quiero que paguen por haberme jodido, por haberme tentado y convertirme en esto.

    No dejo de disparar, de acabar con todo lo que se me atraviesa, hago mierda el pastel y destruyo el cartel que dice:

    «AQUÍ COMIENZA EL FELICES PARA SIEMPRE DE BRATT LEWIS Y GEMA LANCASTER». Se casaron y vine a darle mis buenos deseos.

    Se pierden e intento buscarlos; sin embargo, la señal de Ali Mahala me impide que vaya tras ellos.

    —Debemos irnos. —Tomo a Angela.

    —Aún no he matado a esa maldita —contesta.

    El sonido de los helicópteros trae la rabia, no puedo perder a mi gente porque los necesito.

    —¡Muévanse! —ordeno.
  • Lilen Altamiranofez uma citaçãohá 2 meses
    Mi familia no quiere verme; sin embargo, es algo que me tiene sin cuidado, no los necesito con Antoni de mi lado. Tampoco tengo tiempo para ellos, ya que mi tiempo libre es para mi esposo y mi hijastro.

    Hago una llamada y con Angela miro la calle empedrada a través de la ventana. Con paciencia dejo que los minutos pasen, el auto continúa con la marcha hasta que dos enormes rejas de metal nos dan la bienvenida a la propiedad donde se llevará a cabo el evento.

    Bajo con Angela, mantengo el regalo que traje entre las manos mientras camino por el sendero lleno de pétalos blancos, rodeado del paisaje mágico que brinda la caída de la nieve. Fijo los ojos en el cartel de bienvenida, es bello como toda la fiesta.

    —Ya son marido y mujer —comenta Angela.

    —Son una bella pareja.

    Entro a la majestuosa carpa para eventos que colocaron en el medio del jardín, sigo a la mesa de regalos y dejo el mío. Angela me acompaña al sitio designado. El sombrero de velo que lleva puesto le tapa la cara y ambas recibimos la bebida que nos ofrece el camarero antes de quitarnos el abrigo.

    La carpa, decorada con un exquisito gusto, brilla bajo las luces suaves que cuelgan del techo, creando destellos dorados que contrastan con el aire del frío exterior. El espacio está decorado con detalles invernales, hasta los centros de mesa evocan la belleza nevada de la estación.

    La atmósfera está impregnada de un aire festivo y sereno. Los comensales hablan, algunos se toman fotos hasta que llegan los novios.

    Todo el mundo se levanta a aplaudir a la pareja, que entra tomada de la mano.

    —¡Vivan los novios! —gritan.

    Los aplausos cesan y yo vuelvo a la mesa, observo la felicidad que irradia cada uno.

    Caminan a lo largo de la alfombra blanca, los presentes se encuentran a ambos lados en sus respectivos lugares mientras ellos se acercan a la mesa de los recién casados.

    La pareja saluda y, en tanto lo hacen, la miro a ella: tiene un bonito vestido de diseñador que irradia sencillez.

    Los camareros empiezan a repartir los platos con comida, entretanto su séquito de boda supervisa que todo esté en orden.

    —Gracias. —Cruzo miradas con el camarero que deja el plato en mi mesa.

    Se alzan las copas para el brindis y sonrío por ellos, se ven muy felices siendo el centro de atención. Todo quedó tan perfecto que los aplausos se quedan cortos.
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