La verdadera filosofía consiste en poca teoría y un montón de práctica: «Vemos que el carpintero se convierte en carpintero al aprender ciertas cosas, el timonel se convierte en timonel al aprender ciertas cosas. Entonces, ¿podemos inferir que en la esfera de la conducta tampoco es suficiente con el simple deseo de volverse bueno, sino que se deben aprender ciertas cosas? [...] En la actualidad no estamos faltos de argumentos: no, los libros de los estoicos están llenos de ellos. Entonces, ¿qué es lo que queremos? Queremos al hombre que aplique sus argumentos y dé testimonio de ellos a través de la acción».[3]