Editorial Patmos

vivir toda la vida

Era el llamado de Dios a ser plenamente humano, a vivir como como seres humanos obedientes a aquel que nos había hecho,

sino una que se viva en una especie de libertad salvaje, gozosa y a pleno pulmón. En esto consistía obedecer a Dios.

Mi meta final era llegar a ser ingeniero mecánico.

Había entrado en el mundo de cinco hombres jóvenes que habían ido a la universidad y luego a la escuela de idiomas para prepararse para el servicio misionero durante toda su vida. No mucho después de graduarse, todos ellos yacían muertos en el río Curaray, algunos atravesados por flechas. Eso me impresionó

vida le había dado a esta joven mujer todos los motivos para desilusionarse y sentirse amargada;

sin embargo, su determinación en seguir su llamado inicial se afianzó.

, comencé a aceptar el hecho de que Dios tenía un propósito en mi transferencia a

Su llamado en mi vida estaba ahora en su etapa infantil.

Pasé de sentirme desilusionado con Dios a aceptar su sabiduría más allá de mi entendimiento. La amargura dio paso a la obediencia.