Como punto de partida, ninguno de los dos tiene razón de entrada. No puede tenerla por dos motivos: primero, porque la aportación de ambos progenitores, sumados juntos, equivale solo a la mitad de lo que se requiere para el buen funcionamiento de la vida familiar; la otra mitad deben desarrollarla en cooperación recíproca. Ninguno lo sabe todo o lo puede todo. El objetivo no es crear una familia «correcta», sino nuestra familia. En segundo lugar, cuando uno está convencido de tener a priori razón se llega necesariamente a un conflicto de poder, y cuando surgen conflictos de este tipo en la familia no hay vencedores; solo hay vencidos