La próxima vez que sientas rabia hacia tus hijos (o cualquier otra emoción negativa), en lugar de reaccionar sin pensar, párate a preguntarte: ¿Este sentimiento concierne exclusivamente a esta situación y a mis hijos en el momento presente? ¿Cómo evito observar la situación desde su punto de vista?
Un buen modo de impedirte reaccionar consiste en decir: «Necesito tiempo para pensar en lo que está ocurriendo», y utilizar ese tiempo para calmarte.