Berlín es una ciudad con una de las historias más convulsas del mundo, pasó de Prusia a la República de Weimar, de los nazis a la Guerra Fría, en menos de un siglo. El callejero, como señala Dirk Verheyen, «funciona como fundamento y como metáfora de la pugna de Berlín con su identidad».[394] Han surgido otras protestas más recientes para cambiar los nombres de las calles en el Afrikanisches Viertel o Barrio Africano, donde en los años previos a la Primera Guerra Mundial estaba previsto construir un zoo animal y humano (pero nunca llegó a inaugurarse). Los nombres conmemoran a los hombres que participaron en la esclavización, la violación y la tortura de