Nuestras madres y abuelas tienen una mirada sagaz porque se les asignó la casa, los hijos, la comida. Si algo no funciona, si el niño está enfermo, si la comida se ha echado a perder. Los misterios diarios que han sobrellevado mujeres en lo doméstico fueron recuperados por la observación de Agatha Christie. Ella observó y escribió sobre esa otra manera de ensuciarse las manos.