El proceso civilizatorio jamás se da de modo rectilíneo. En principio, podemos deducir una orientación general de los cambios, como hemos hecho aquí; en los casos concretos, vemos que la trayectoria de la civilización presenta las oscilaciones más acentuadas. Son los avances en una u otra dirección. Si observamos el movimiento a lo largo de periodos más amplios, podemos ver con suficiente claridad cómo las coacciones, que surgían de modo inmediato de la amenaza con las armas, con la fuerza corporal y guerrera, van reduciéndose paulatinamente, al tiempo que se fortalecen las formas de la dependencia y de la vinculación que conducen a una regulación o administración de la vida afectiva bajo la forma de la autoeducación, del self control, en una sola palabra, bajo la forma de la autocoacción.