Para la época de la invasión europea, entre los aztecas del altiplano central la determinación del alter ego —o co-esencia vital— se basaba en la fecha de nacimiento de una criatura, a la cual correspondía un tonalli o entidad anímica otorgada por Tonatiuh, el Sol (López Austin, 1984: 225-252), quien proporcionaba parte de su esencia energética a las nuevas vidas.