Citações
Me pregunta por qué amo tanto al mar.
Explicarlo en palabras, casi no podría.
Será tal vez, porque si a su nombre
le antepongo una A, ¡se lee Amar!
O porque soy pisciana, signo de agua,
agua de mar.
O es quizá porque al nacer traje
como auténtico y náutico equipaje
un gran tratado de oceanografía
y en mi cordón umbilical traía
un nudo, un hermoso nudo de marinería,
y contaba mi abuela que al nacer lloré
con la sísmica fuerza de un oleaje.
O puede ser, porque en la bateíta de chachajo
que me sirvió de cuna
alegre sentí del mar su cercanía,
es que la Guapireña brisa de mi niñez
acarció, sabor y olor de mar traía.
Explicarlo en palabras, casi no podría.
Será tal vez, porque si a su nombre
le antepongo una A, ¡se lee Amar!
O porque soy pisciana, signo de agua,
agua de mar.
O es quizá porque al nacer traje
como auténtico y náutico equipaje
un gran tratado de oceanografía
y en mi cordón umbilical traía
un nudo, un hermoso nudo de marinería,
y contaba mi abuela que al nacer lloré
con la sísmica fuerza de un oleaje.
O puede ser, porque en la bateíta de chachajo
que me sirvió de cuna
alegre sentí del mar su cercanía,
es que la Guapireña brisa de mi niñez
acarció, sabor y olor de mar traía.
Me alivia el color de la noche
un día menos para resistir
la carimba de mis pensamientos
el llanto de la espalda desnuda.
La sombra de los espíritus en la plantación
sofocan las huellas serpentinas de mi cuerpo.
El viento irradia el rocío dulce de la caña,
lo único que excita mi existencia.
Baila la muerte temprana
solo felicidad en la otra orilla,
aún veo mi cuerpo aquí
con la última vela encendida
y la esperanza en el soplo de mis ancestros
un día menos para resistir
la carimba de mis pensamientos
el llanto de la espalda desnuda.
La sombra de los espíritus en la plantación
sofocan las huellas serpentinas de mi cuerpo.
El viento irradia el rocío dulce de la caña,
lo único que excita mi existencia.
Baila la muerte temprana
solo felicidad en la otra orilla,
aún veo mi cuerpo aquí
con la última vela encendida
y la esperanza en el soplo de mis ancestros
Se oyeron voces y perdí la ruta
caí de bruces y sentí otro golpe;
abrí los ojos y miré al verdugo
golpeando sin cesar a mis abuelos.
Soy navegante de lejanas tierras
llevo en mi alma hondas cicatrices
en cada puerto me miran con codicia
cual joya de valor incalculable.
caí de bruces y sentí otro golpe;
abrí los ojos y miré al verdugo
golpeando sin cesar a mis abuelos.
Soy navegante de lejanas tierras
llevo en mi alma hondas cicatrices
en cada puerto me miran con codicia
cual joya de valor incalculable.
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